Las intoxicaciones alimentarias son más comunes de lo que se piensa durante las Fiestas Patrias. De acuerdo a Gonzalo Costa, jefe de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Finis Terrae, las intoxicaciones se pueden producir por una incorrecta manipulación, deficiente lavado de manos y limpieza de los manipuladores de alimentos, pérdida de la cadena de frío de los alimentos de restaurantes o locales de venta de alimentos, entre otras.
Estas condiciones deficientes, dice el experto en inocuidad alimentaria, generan un crecimiento bacteriano anormal en el alimento, “ya que se origina una temperatura óptima para las bacterias (entre 5° y 35° Celsius) haciendo que los microorganismos crezcan y generen toxinas las que, al ser ingeridas con el alimento por las personas, producen una intoxicación”, explica el académico.
Una intoxicación alimentaria no es un juego, aclara Costa. “De hecho, es una enfermedad y para superar esta intoxicación es necesario consultar con un médico e ir al centro asistencial o de salud más cercano”, aconseja el experto.
Además, dice el nutricionista, también existen las infecciones alimentarias producto del consumo de alimentos contaminados por bacterias. “Estas bacterias no necesariamente generan toxinas, pero al estar en el alimento creciendo en gran cantidad y en un rango superior a los permitido por el Reglamento Sanitario de los alimentos, ingresan a la persona y colonizan el tracto digestivo, generando una infección bacteriana”, afirma.
De acuerdo a Costa, tanto la intoxicación alimentaria como la infección alimentaria son condiciones que podrían generar un fuerte dolor de estómago, diarrea y vómitos y malestar general. ¿Cómo diferenciarlas una de la otra? “La intoxicación se genera rápidamente mientras que la infección requiere al menos 36 horas después de haber consumido el alimento contaminado”, explica Gonzalo Costa.
Para evitar cualquier tipo de intoxicación durante las fiestas, el especialista aconseja lavarse bien las manos, preferir alimentos cocidos en vez de crudos, consumir alimentos en lugares donde la higiene sea una prioridad y que se vea en las personas que atienden el lugar que cuentan con medidas higiénicas preventivas, además de consumir alimentos con su temperatura correcta. Aunque parezca de perogrullo, dice Costa, “los alimentos fríos deben estar fríos y los calientes muy calientes”, afirma.
