Para abordar estos primeros indicios, existen diversos procedimientos que van desde el uso de una rutina de cuidado de la piel adecuada para la edad, hasta la aplicación de toxina botulínica, bioestimuladores o ácido hialurónico de diferentes densidades según la edad. A continuación, te brindamos detalles para que puedas tomar decisiones informadas.
Aunque es fundamental mantener una rutina diaria de limpieza para cuidar y mantener la piel hidratada, la reducción de factores de riesgo como la exposición solar, el consumo de tabaco y alcohol, así como una alimentación saludable, representan el 75% de lo necesario para mantener la piel en buen estado de salud.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los signos de envejecimiento facial se hacen más evidentes, manifestándose a partir de los 25 años con síntomas como sequedad, patas de gallo y arrugas, debido a la disminución en la producción de colágeno por parte de los fibrocitos. Esta deficiencia se agrava con la edad, llegando a ser notable a los 40 años.
En las etapas iniciales, es decir, entre los 20 y los 30 años, se recomiendan procedimientos poco invasivos que deben ser considerados una vez que las personas son adultas y pueden dar su consentimiento informado. Según Dominique Mengin, especialista en procedimientos estéticos y académica de la Facultad de Odontología y Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad San Sebastián, “generalmente se sugiere iniciar correcciones una vez que aparecen las arrugas dinámicas, aquellas que se marcan después de realizar movimientos faciales”. En este sentido, el bótox se utiliza para minimizar la mímica facial y las patas de gallo, e incluso en dosis pequeñas para tratar la hipertrofia de los músculos de la masticación (bruxismo).
En cuanto al ácido hialurónico, su uso se recomienda en función de su densidad. Por ejemplo:
– Ácido hialurónico ligero, no reticulado, se emplea para re densificar, hidratar y humectar.
– Ácido hialurónico de densidad intermedia se utiliza para el relleno de labios, ojeras y surcos.
– Ácido hialurónico denso se emplea para reposicionar pómulos u otras estructuras que tienden a perder volumen con la edad.
En cuanto a los bioestimuladores, se aconseja su uso a partir de los 25 años, ya que estimulan la producción natural de colágeno y ácido hialurónico.
Los hilos tensores por su parte se recomiendan en etapas más avanzadas de la vida, dado que el cuerpo reduce la producción natural de sustancias responsables de la elasticidad y firmeza de la piel.
Además, existen tratamientos como la adipoestructuración, que pueden llevarse a cabo a lo largo de toda la vida. Estos tratamientos, que no requieren más que elementos senolíticos, estimulan el rostro y promueven la reposición de tejidos adiposos, al tiempo que ayudan a sacar a las células del estado de senescencia, favoreciendo así de manera natural la mejora de la calidad de la piel y de los rasgos faciales comenta la especialista
Recomendaciones para una rutina de cuidado facial:
Rutina básica de día:
- Limpieza con espuma o limpiador bifásico seguido de enjuague.
- Tónico facial o agua termal.
- Sérum con antioxidantes.
- Crema hidratante con ceramidas.
- Protector solar contra la luz visible y los rayos UV de las pantallas.
Rutina básica de noche:
Limpieza con espuma o limpiador bifásico y enjuague
Tónico o agua termal
Crema con retinoide
Crema nutritiva con componentes más concentrados como células madre.
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