Christian Guzmán Verdugo, subdirector Nacional de Formación e Identidad Santo Tomás.

Por Christian Guzmán, subdirector Nacional de Formación e Identidad de Santo Tomás.

Estamos a pocos días de vivir una de las citas más populares y esperadas por tantas personas a lo largo del planeta como lo es un mundial de fútbol, para muchos y muchas el deporte Rey o como dice un afamado relator chileno: “los 90 minutos, del deporte más hermoso del mundo”.

No entraremos a dilucidar si eso es así o no, pero sí me gustaría traer a colación un par de antecedentes coyunturales de los cuales según variados portales noticioso e incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hablan. Me refiero a la gran cantidad de personas que habrían fallecido producto de trabajos forzosos o por incumpliendo de las medidas mínimas de seguridad laboral, presionadas por intentar cumplir a tiempo la construcción de estadios e infraestructura para la tan anhelada cita planetaria.

Según el periódico británico The Guardian, la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos desde 2010, año en el cual Qatar fue elegido sede del Mundial 2022. En específico la OIT comenta que solo en el año 2020 murieron 50 personas y más de 500 quedaron lesionadas en obras relacionadas al mundial. Amnistía internacional indico a la FIFA destinar al menos 440 millones de dólares para compensar los abusos laborales que habrían violado los Derechos Humanos de trabajadores migrantes.

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Creo que estos datos nos pueden llamar la atención y espero no por la belleza de las construcciones, ni por la cantidad de millones de dólares destinados a ellas, sino que por la tragedia mundial que significa que tantas personas hayan sido violentadas en sus derechos laborales, hayan quedado lesionadas de manera grave o incluso hayan perdido la vida por el hecho de hacer “gozar” al mundo entero producto de la pasión de multitudes que genera un mundial de fútbol.

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El Sello valórico de las instituciones de educación superior Santo Tomás hunde sus raíces en el respeto a la dignidad de la persona humana, la cual posee valor e importancia en sí misma, característica inalienable de su condición y que no necesita de ninguna cualificación externa para ser considerada como tal, sin importar su nacionalidad, raza, condición sexual, lengua, etc. Es por esto que es necesario detenerse y reflexionar: ¿Un mundial de fútbol es razón necesaria para explotar y hace perder tantas vidas humanas?, ¿Un mundial de fútbol tiene el suficiente poder para violentar a tantas personas para beneficiar el gusto de otras?, ¿Un mundial de fútbol tiene la fuerza necesaria para solo centrar la atención en lo espectacular del evento sin mirar el camino recorrido por el mismo?, ¿Un mundial de fútbol se puede convertir en el pretexto ideal para que los egoísmos económicos de algunos pasen incluso por sobre vidas tantos y tantas?

No y un rotundo no, dado que por sobre cualquier elemento y frente a cualquier situación siempre la vida humana debe tener su lugar, su espacio para que pueda existir y desarrollarse hasta lo máximo posible. Debemos vivir bien, incluso por sobre el deporte que atrae multitudes como es el fútbol.

Ahhh por cierto, lo olvidaba: Que gane el mejor.

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