Por Juan Antonio Montes Varas Director Acción Familia

El reciente fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos que elimina el supuesto “derecho de matar a los niños en gestación” produjo una verdadera avalancha de noticias en el mundo entero.

¿Qué pensar al respecto?

Para quienes defendemos el derecho a nacer de acuerdo a la doctrina católica, no puede sino ser objeto de una enorme alegría por varias y serias razones.

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En primer lugar, por el cumplimiento del Mandamiento de la Ley de Dios que prohíbe el homicidio. “No matarás” dice el V mandamiento.

No deja de ser significativo que el fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos revocando el aborto haya sido dado a conocer el día en que la Iglesia Católica celebraba la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el pasado 24 de junio.

Ese día también se celebró a San Juan Bautista, aquel profeta, precursor de Nuestro Señor, que su asesinado por Herodes por increparle su pecado público, con la sentencia: “No te es lícito”.

En segundo lugar, por todas las vidas en gestación que a partir de ahora se salvarán. A partir del fallo que legalizó el aborto en los Estados Unidos se produjeron más de 50 millones de víctimas inocentes. Una cifra similar a la de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.

En tercer lugar, por el buen ejemplo que da la justicia de los Estados Unidos al mundo entero. El fallo que legalizó el aborto en los Estados Unidos, hace ya más de cuarenta años, produjo una nefasta influencia. Se revierte así la mala influencia que favoreció su aprobación en todo el Occidente.

Además de lo anterior porque se acaba con una mentira pública y confesada.

El caso que implantó el aborto libre en EEUU, llamado Roe vs. Wade, se inició a comienzos de 1970. Las abogadas abortistas Sarah Weddington y Linda Coffee, necesitaban un caso límite para tumbar la ley provida de Texas, que tenía más de cien años.

Norma McCorvey, con el pseudónimo “Roe”, alegó ante la corte de justicia el haber sido violada por una pandilla y quedar embarazada. Reclamó poder abortar. Mientras se tramitaba el juicio, la niña nació y fue dada en adopción.

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Norma nunca llegó a hablar ante el juez, nunca testificó ni estuvo presente en ninguna de las audiencias de su caso. Firmaba lo que sus jóvenes abogadas le entregaban. “El caso entero fue una abstracción”, reconociendo años después que no había sido violada.

¿Qué dice el fallo reciente del Supremo de EE.UU. sobre el aborto?

En su esencia, el fallo afirma que la Constitución no garantiza el aborto.

La decisión fue respaldada por seis de los nueve jueces de la máxima instancia judicial del país y fue redactada por el magistrado católico Samuel Alito.

En el texto, de 213 páginas, Alito es muy claro: “La Constitución no confiere el derecho al aborto” y acto seguido afirma que los fallos anteriores del Supremo que garantizaban el derecho al aborto quedan “revocados”.

Esta es la argumentación del juez Alito, refrendada por la mayoría de la Corte Suprema:

“El aborto representa una cuestión moral profunda. La Constitución no prohíbe a los ciudadanos de cada estado regular o prohibir el aborto. Roe y Casey se arrogaban esa autoridad. Ahora derogamos esas decisiones y devolvemos la autoridad a las personas y sus representantes electos”

Para Alito, el fallo de “Roe contra Wade” es “extremadamente equivocado y profundamente dañino” y los defensores de dicha decisión han “fracasado” a la hora de demostrar que el Supremo tiene poder para decidir cómo regular el aborto.

Por ello, la corte “debe devolver el poder (a los Estados) para evaluar esos argumentos ante el pueblo y sus representantes electos”, agrega el fallo.

El juez demuestra que el derecho a abortar no está incluido en la cláusula del Debido Proceso de la Décimo Cuarta Enmienda de la Constitución, que permite a los tribunales poner límites a la actividad legislativa cuando afecta a “la vida, la libertad o la propiedad”.

Por su parte, el juez del Tribunal Supremo estadounidense, Clarence Thomas, junto con votar por la prohibición del aborto, defendió que se revisen en el futuro los precedentes legales protegidos por la doctrina del “debido proceso fundamental”, lo que incluye el fallo que protege el supuesto derecho al matrimonio homosexual.

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El magistrado Thomas hizo mención expresa a los fallos previos del Supremo que garantizan el acceso a anticonceptivos a parejas casadas (“Griswold contra Connecticut”) y el matrimonio homosexual (“Obergefell contra Hodges”).

La propuesta del juez Clarence Thomas coincide con la doctrina de la Encíclica Humane Vitae del Papa Paulo VI, que condena los métodos artificiales anti conceptivos y con las enseñanzas de todos los Papas, según la cual el matrimonio natural es la unión de un hombre y una mujer.

La Iglesia Católica en los Estados Unidos celebró como un “día histórico”  la anulación del fallo de la Corte Suprema en el caso Roe vs. Wade y aseguró que es hora de “construir un Estados Unidos post-Roe”.

En un comunicado, Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y Mons. William Lori, Arzobispo de Baltimore y presidente del Comité de Actividades Provida de la Conferencia Episcopal de esa nación, señalaron que “este es un día histórico en la vida de nuestro país, uno que conmueve nuestros pensamientos, emociones y oraciones”.

“Por casi cincuenta años, Estados Unidos ha impuesto una ley injusta que ha permitido que algunos decidan si otros pueden vivir o morir; esta política ha resultado en la muerte de decenas de millones de niños no nacidos, generaciones a las que se les negó el derecho a siquiera nacer”, expresaron los obispos.

Los obispos estadounidenses subrayaron que “Estados Unidos fue fundado sobre la verdad de que todos los hombres y mujeres son creados iguales, con los derechos dados por Dios a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

“Esta verdad fue gravemente negada por el fallo Roe vs. Wade de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que legalizó y normalizó la toma de vidas humanas inocentes. Damos gracias a Dios hoy que la Corte ahora haya anulado esta decisión”.

“Oramos para que nuestros funcionarios electos promulguen ahora leyes y políticas que promuevan y protejan a los más vulnerables entre nosotros”,

Los obispos señalaron también que, “nuestros primeros pensamientos están con los pequeños cuyas vidas han sido arrebatadas desde 1973”.

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