Por Juan Antonio Montes Varas

Director Acción Familia

No hay duda que el mayor título de nobleza de una mujer es el de ser esposa y madre. Y por una razón muy simple.  Si lo propio del noble es dar de sí al servicio de los demás, ninguna acción humana puede conferir más nobleza que dar la vida a un nuevo ser. Sólo una mujer es capaz de dar este “servicio” al conjunto de la sociedad.

Por eso llamó la atención que la conmemoración internacional del “día de la mujer”  haya brillado por la ausencia de cualquier referencia a este aspecto absolutamente fundamental del papel, único e insustituible, de la mujer.

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No solamente la maternidad fue ignorada en la referida conmemoración, sino que, peor aún, ella fue negada por muchos y muchas de los que salieron a la calle a manifestar en favor de lo que llaman el “empoderamiento” de la mujer.

¿Pero qué entienden ellos por tal “empoderamiento”? Simplemente, el supuesto derecho a abortar. Es lo que sostuvo a la prensa Elena Dettoni, la portavoz  de la agrupación que se reunió bajo el slogan “Ni una menos”: “Estamos ad portas de salir de un gobierno que tiene una mujer presidenta y una ministra de la Mujer y la Equidad de Género  que se declara feminista y que no han podido reponer este derecho mínimo (al aborto) en sus tres causales”.

Es decir, las que se congregan con el slogan de “Ni una menos”, abogan al mismo tiempo por el asesinato de millares de guaguas de sexo femenino que, en Chile, serían por lo menos el 50% de las guaguas abortadas (o mucho más en países como India o China, dónde el feticidio femenino es una plaga). Ellas no podrán ver la luz del día por causa del aborto que postulan las de “Ni una menos”

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¡Son las contradicciones ufanas del feminismo!

Por su parte la ministra comunista Claudia Pascual, del Sernam, no se quedó atrás. La funcionaria declaró que, “como Ministerio tenemos la más profunda convicción de que las mujeres de nuestro país requieren más igualdad, más democracia y más derechos. Hoy, tras tres años de gestión, hemos honrado este compromiso”. Además de auto elogiarse por la presentación del proyecto de aborto y otras iniciativas del mismo estilo, tampoco ella hace ni una sola mención a la mujer como madre y sólo nombra a la familia para indicar que es en su seno donde se produce la “violencia de género”, lo que coloca un manto de sospecha sobre la institución de la familia.

En esta corrida por el “empoderamiento” de la mujer,  los parlamentarios de la bancada “estudiantil”, hoy llamados “Revolución Democrática”, presentaron, en el día del onomástico, un proyecto de ley para consagrar los “derechos de la mujer” denominado: “Proyecto 8M. Modificaciones legales desde una perspectiva feminista”.

El Proyecto en cuestión, trabajado en conjunto con otras organizaciones del Frente Amplio, como Izquierda Libertaria, Movimiento Autonomista y Nueva Democracia, propone  la inclusión de la ideología de género en los currículos de los estudiantes de docencia, de modo que “en el futuro (los profesores) impartirán clases con conocimiento relativo a la construcción de género y la promoción de la igualdad entre niños, niñas y adolescentes independiente de su género u orientación sexual”.

O sea, lo que los autores del Proyecto pretenden es la concientización de los niños y niñas para imponerles desde los primero años de su existencia, esta absurda doctrina que afirma la autoconstrucción de una ilusoria “identidad de género” independiente del sexo biológico. Por supuesto que nada dicen sobre el papel de los padres como primeros educadores de sus hijos y, menos todavía, del papel de la mujer como madre y esposa. Eso sería subyugarla a la familia.

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Como nuestros auditores pueden ver, todas las propuestas en el “Día de la Mujer”, consistieron en querer arrancarlas de su verdadero y su más natural trono: el de ser la reina del hogar, esposa fiel y madre cariñosa de sus hijos.

En definitiva, la conmemoración consistió en repetir las viejas consignas de la lucha de clases marxista, presentadas con un refrito de lucha de sexos y derecho al aborto,  todo para parecer más “post moderno”; es decir, la utopía de Engels de una sociedad sin propiedad ni familia, en donde la promiscuidad sexual, difundida y amparada desde el Estado, sea la norma general.

¿Qué se puede esperar sino su total desaparición de una sociedad así, en donde de tanto “empoderamiento”,  las mujeres se hayan rebelado contra su propio rol de madres?

A estos pseudo apóstoles del falso “empoderamiento” femenino, se les debe recordar la amonestación de Nuestro Señor Jesucristo: “Porque ni aún el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Marcos 10:45

Para concluir con nuestra reflexión sobre el llamado día de la mujer y la maternidad, le ofrecemos el texto de Monseñor Ángel Jara, compuesto para las madres.

Gracias y recuerde que nos puede seguir en www.accionfamilia.org  .

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