Por Juan Antonio Montes Varas Director Acción Familia

Si hay un país en donde se aplica el sabio refrán, “cría cuervos y te sacarán los ojos” es Nicaragua.

Pocos recordarán que el actual gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosa Murillo, subió al poder por primera vez gracias al apoyo masivo de la Iglesia católica de ese País.

En efecto, el año de 1979, triunfó en Nicaragua la revolución sandinista con el apoyo decisivo de la izquierda católica inspirada en la Teología de la Liberación.

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En ese entonces, Importantes figuras del Episcopado y sectores liberales de la prensa, de la economía y del establishment de esa nación apoyaron al nuevo régimen, saludado con simpatía por el Mundo Libre.

Pero, rápidamente, el sandinismo dejó ver su verdadero rostro e instaló un gobierno dictatorial, de índole definidamente marxista, al estilo del de Fidel Castro. Los cristianos revolucionarios, inclusive algunos sacerdotes, como fueron el famoso Ernesto Cardenal y Miguel Descoto, no dejaron de ocupar lugares de destaque en la administración oficial.

Han pasado ya 44 años de esa primera ascensión al Poder por parte del Sandinismo, y hoy se mantiene, con subidas y bajadas, encaramado al Poder, gracias a un régimen represivo al más puro estilo cubano.

La semana pasada la situación saltó a los titulares de la prensa internacional por la noticia de la liberación de 222 presos políticos, fletados en calidad de virus peligrosos a los Estados Unidos.

Al mismo tiempo que el régimen Ortega/ Murillo expulsaba de modo sumario a esas dos centenas de excompatriotas, pues también les quitó la nacionalidad nicaragüense, quiso sumar entre los opositores a su dictadura al Obispo, Monseñor Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años de prisión por traición a la patria, un día después de que el religioso se negara a ser desterrado a Estados Unidos.

Además, el tribunal sandinista también lo despojó de la nacionalidad nicaragüense, la misma medida a la que fueron sometidos los 222 presos políticos que fueron liberados.

Según el diario “La Voz del Interior”, Monseñor Álvarez fue condenado por los supuestos delitos de traición a la patria, obstrucción de funciones, agravada desobediencia en perjuicio de la sociedad nicaragüense y difusión de noticias falsas, informó el magistrado Octavio Rothschuh, presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM), al leer la sentencia.

Como se ve, todas las acusaciones son de carácter político y enteramente arbitrario.

Al respecto, el dictador Ortega manifestó: “No sé qué piensa este señor (Álvarez), que frente a una decisión del Estado nicaragüense, él dice que no acata, una resolución de un poder del Estado que lo está mandando a irse de país”, reprochó.

Precisó que en vez de llevarlo a su casa de habitación, donde “se le ha tratado de una manera increíble, como a ninguno en este país”, lo trasladaron a la cárcel modelo, una prisión de máxima seguridad ubicada en las afueras de Managua, porque “él es un hombre común y corriente. El hábito no hace al monje”.

Ortega se quejó de lo que calificó de un “comportamiento de soberbia de quien se considera ya el jefe de la Iglesia (católica) de Nicaragua, el líder de la Iglesia latinoamericana y que debe incluso pensar en ocupar el cargo de su santidad, el papa” Francisco.

“Está desquiciado, pero bueno, eso ya lo deberán determinar las autoridades judiciales y las autoridades médicas que tendrán también que atenderlo, porque ahora que llegó a la (cárcel) “modelo”, llegó que era un energúmeno”, anotó.

Monseñor Álvarez, de 56 años, fue sustraído la madrugada del 19 de agosto pasado por Policía de un palacio episcopal provincial junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, después de haber estado 15 días confinados.

La Policía, que dirige Francisco Díaz, consuegro de Ortega, acusa a Álvarez de intentar “organizar grupos violentos”, supuestamente “con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”, aunque no ha ofrecido pruebas.

Hasta aquí los hechos de la crónica. Veamos la historia que está por detrás de esta lamentable situación.

El año de 1980, la revista Catolicismo del Brasil publicaba un número especia bajo el título de LA “NOCHE SANDINISTA”: INCITACION A LA GUERRILLA DIRIGIDA POR SANDINISTAS “CRISTIANOS” A LA IZQUIERDA CATOLICA DE AMERICA LATINA.

Plinio Corrêa de Oliveira, autor del reportaje, analizaba y comentaba los textos integrales de los discursos pronunciados por los representantes sandinistas en la sesión del 28 de febrero de 1980, en la Semana de Teología realizada en el teatro de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de San Paulo, bajo el patrocinio del entonces Cardenal Paulo Evaristo Arns, Arzobispo de esa ciudad.

El reportaje, fue reproducido también en las revistas de las TFPs de Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador y Colombia, así como también en la de la Sociedad Cultural Covadonga de España, con un total de 74.500 ejemplares.

¿Qué se decía en ese reportaje?

La denuncia era simple: “triunfantes en Nicaragua, los revolucionarios sandinistas y sus aliados, los “cristianos marxistas”, incitan a la guerrilla en toda Iberoamérica”.

El reportaje también destacaba el hecho de que el momento culminante de la noche Sandinista, realizada en la PUC de San Pablo,  consistió en la entrega a Monseñor Pedro Casaldáliga, Obispo de São Félix de Araguaia —región semiselvática del Estado de Mato Grosso en Brasil— de un uniforme de guerrillero sandinista, cuya chaqueta el Prelado vistió en el mismo instante. En medio de aplausos y gritos de entusiasmo declaró: “Yo voy a tratar de agradecer con los hechos, voy a tratar de agradecer este sacramento de liberación que acabo de recibir con los hechos (…) y, si es necesario con la sangre (…) Yo me siento con esta ropa de guerrillero, como me podría sentir revestido de sacerdote. Es la misma celebración que nos empuja a la misma esperanza”.

Entre los presentes que aplaudían a rabiar al Obispo Casaldáliga se encontraban varios eclesiásticos chilenos, como los sacerdotes Richards y Sergio Torres, ambos ya fallecidos.

El presupuesto ideológico que animaba a todos estos eclesiásticos, era la idea errada que favoreciendo una guerrilla de carácter claramente marxista, los pobres del Continente, comenzando por Nicaragua, podrían salir de la pobreza y del subdesarrollo.

En coherencia con este falso supuesto, ellos se empeñaron en los años posteriores, en todos los países sudamericanos a identificarse con los grupos de extrema izquierda con el fin de promover revoluciones similares a la del sandinismo en Nicaragua.

Sería largo hacer la reseña de todos estos hechos en el corto espacio de este programa, sin embargo, a modo de triste epílogo y de saludable moraleja, vemos lo que hoy se lamenta en todo el mundo.

Un régimen marxista instalado en Nicaragua, que persigue de modo brutal a todos sus opositores y que condena a 26 años de cárcel a un representante de la misma Iglesia que le facilitó la subida al poder.

¿No le parece que se aplica a la perfección el refrán: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”?

Según el centro virtual de Cervantes, el significado de este refrán se basa en “La costumbre de este ave carnívora de comer los cadáveres empezando por los ojos, y sirve para simbolizar la ingratitud, al desagradecido que paga con el mal el bien que le han hecho”.

De este tipo de “gratitud” de los comunistas, el mundo y Chile en particular, tenemos una amplia experiencia.

Lamentablemente no siempre bien aprovechada.

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