Por Juan Antonio Montes Varas
Director Acción Familia
La semana pasada tuvimos oportunidad de conversar sobre la peregrinación de la Imagen de Nuestra Señora de Fátima por todo el territorio nacional. Recuerde que para saber cuándo estará en su ciudad puede ingresar a https://virgendefatima.cl/ donde está noticiado el calendario. Igualmente puede poner en el buscador peregrinación de la Virgen de Fátima que le aparecerán varias páginas conteniendo la información.
El programa de hoy se dedica precisamente a lo que festejamos en el mes de Octubre, es decir el Santo Rosario. Ahora, lo que la Santísima Virgen les pidió a los tres pastorcitos a quienes se apareció 6 veces en esa pequeña localidad de Portugal en 1917, fue precisamente esto: “Recen diariamente el Santo Rosario”.
Para comprender bien la importancia del rezo del Rosario y el mejor modo de rezarlo le pasamos la palabra al Profesor Plinio Corrêa de Oliveira, gran devoto de la Santísima Virgen y apóstol incansable de esa devoción, en artículo escrito por él en el año de 1953bajo el título de: “La devoción al Corazón de María salvará al mundo”.
“La Santísima Virgen (en Fátima) describió la situación del mundo como gravísima, señaló como causa de esa situación la espantosa decadencia moral de la humanidad, nos amenazó con terribles puniciones terrenas —una nueva guerra, propagación mundial de los errores del comunismo, persecuciones a la Iglesia— y con una punición eterna mil veces peor, el infierno, si no nos enmendásemos; y, por fin, prescribió los medios necesarios para que lleguemos a la enmienda y evitemos tantos castigos.
“A pesar de algunas personas frívolas que cierran los ojos a la realidad más evidente y se complacen en afirmar que este mundo en que vivimos —de duda, de naturalismo, de indisciplina moral y de adoración de la felicidad terrena— está en orden con Dios, es necesario creer lo contrario, pues eso es lo que Nuestra Señora nos dice.
“Es verdad que algunos sociólogos evolucionistas —mucho más evolucionistas que sociólogos— se deleitan en decir que el día de hoy es mejor que el de ayer, y que el de mañana será necesariamente mejor que el de hoy; sin embargo, la Santísima Virgen afirma que la verdad es muy diversa: el día de mañana sólo será mejor que el de hoy si nos enmendamos y hacemos penitencia. De otro modo, por más que el progreso material, la medicina, las finanzas, las diversiones —el confort de la vida, en fin— se desarrollen, caminamos hacia un gran y universal colapso.
“También no faltan, lamentablemente, teólogos optimistas, que crean en torno de sí una agradable atmósfera de simpatía afirmando que casi nadie se condena al infierno. Nuestra Señora no obstante enseña lo contrario, y no lo hace tan sólo por medio de palabras, sino con el argumento invencible del hecho concreto: abre el infierno a los ojos de los pastorcitos aterrorizados, para que cuenten al mundo entero lo que vieron. Y es que se debe creer en la Santísima Virgen, y no en cierta teología tibia de agua de azahar.
“Ya hicimos notar de paso que Nuestra Señora señala como remedios fundamentales para el mundo contemporáneo la oración, la penitencia y la enmienda de vida. Es de estas tres posturas meramente espirituales que Ella hace depender la manutención de la paz, la preservación de Occidente contra la propaganda comunista y la supervivencia, por tanto, de la propia civilización.
“En cuanto al Santo Rosario, sería difícil recomendarlo con insistencia mayor. “Yo soy la Señora del Rosario”, dijo de sí misma la Santísima Virgen en la última de las apariciones. Y en casi todas ellas inculcó explícitamente esta devoción a los pastorcitos. ¿Cómo pretender, pues, que el Rosario perdió algo de su actualidad?
“Se pregona aún que la meditación del infierno es inadecuada para nuestros días, y apenas capaz de infundir un temor servil. Esta afirmación cae por tierra estrepitosamente, en vista de lo que ocurrió en Fátima, pues la visión del infierno con que los tres pastorcitos fueron favorecidos se destinaba evidentemente a acrisolar su amor y su sentido de apostolado.
“En Fátima se inculca igualmente, con expresiva insistencia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que también ha sido puesta en la penumbra por cierta tendencia de espiritualidad muy en boga en nuestros días. El culto al Sagrado Corazón de Jesús fue considerado por todos los teólogos (tradicionales) como una de las más preciosas gracias con que la Santa Iglesia ha sido confortada en los últimos siglos. Estaba destinado a reanimar en los hombres el amor de Dios entorpecido por el naturalismo del Renacimiento, por los errores de los protestantes, jansenistas, deístas y racionalistas. En el siglo XIX, fue por medio de esta devoción que el Apostolado de la Oración produjo un admirable reflorecimiento de vida religiosa en todo el mundo. Y, como los males de que el Sagrado Corazón de Jesús nos debe preservar crecen día a día, es evidente que día a día se acentúa la actualidad de esta incomparable devoción.
“No obstante, es necesario añadir que, con la agravación de los males contemporáneos, la Providencia como que quiso superarse a sí misma, señalando a los hombres como blanco de su piedad al Corazón de María, que de cierto modo perfecciona y lleva a su plenitud el culto al Sagrado Corazón de Jesús. Los estudios y la devoción cordimariana no son nuevos. Nos parece, sin embargo, que la simple lectura de los mensajes de Fátima demuestra con cuánta insistencia la Santísima Virgen los quiere para nuestros días. La misión que Ella confió a la hermana Lucía fue especialmente la de quedarse en la tierra para atraer a los hombres hacia el Corazón Inmaculado de María. Varias veces esta devoción es recompensada durante las visiones. Este Corazón Santísimo se presenta inclusive, en la segunda aparición, coronado de espinas por nuestros pecados, pidiendo la oración reparadora de los hombres. Nos parece que este punto como que compendia en sí todos los tesoros de los mensajes de Fátima.
“En su conjunto, pues, las apariciones de Fátima de un lado nos instruyen sobre la terrible gravedad de la situación mundial y sobre las verdaderas causas de nuestros males. Y de otro lado nos enseñan los medios por medio de los cuales debemos obviar los castigos terrenos y eternos que nos amenazan. A los antiguos, mandó Dios profetas. En nuestros días, nos habló por medio de la propia Reina de los Profetas. Así estudiado cuanto Nuestra Señora quiso, ¿qué decir? Las únicas palabras adecuadas son las de Nuestro Señor en el Santo Evangelio: “Quien tiene oídos para oír, escuche…”
Cuanto al modo de rezar el Santo Rosario, el mismo autor nos recuerda lo enseñado por la Iglesia. Meditando los misterios que casa decena nos propone. Rezándolo con atención y meditando con profundidad en cada una de las verdades ahí propuestas.
Si Ud. estimado radioyente nos dijera que tiene poco tiempo y no le queda nada para rezar el Rosario, le responderíamos que igualmente para todo el día tiene 24 horas y que se trata de asignarle al tiempo las ocupaciones más importantes. ¿Podrá haber algo de más importante que tener 15’ o 10’ de oración?
Pero, aunque Ud. me dijera que concuerda conmigo, pero que no dispone ni de esos 10’, entonces le recomiendo comenzar con 1 Ave María bien rezada en el día. Ud. verá cómo poco a poco el día le irá pareciendo menos pesado y una luz comenzará a brillar en su interior.
¡Haga la prueba!
