La industria tecnológica suele ser cuna de innovación y ejemplo de tendencias relacionadas con beneficios y calidad de vida para sus empleados. No obstante, al hablar de participación femenina, la situación es muy diferente, según el estudio global de Mercer “Cuando las Mujeres Prosperan” (When Women Thrive, Business Thrive).
El informe elaborado recientemente por la consultora líder en Recursos Humanos con las respuestas de 53 organizaciones tecnológicas, arrojó que las mujeres conforman el 34% de la fuerza laboral en la industria tecnológica, cifra menor al 40% de la fuerza laboral promedio de las compañías a nivel mundial en 2016.
De acuerdo a la investigación, la igualdad de género es todavía un desafío para muchas compañías, y los líderes tienen un rol fundamental en el reto de que tanto las mujeres como los negocios progresen. De hecho, el Informe de Brechas de Género del Foro Económico Mundial 2016 indica que con la actual tasa de cambios, la diferencia entre hombres y mujeres no se cerrará sino hasta dentro de 170 años.
El resultado es relevante, porque el mundo mira a la industria tecnológica como un modelo a través del cual visualizar el futuro. La tecnología ha cambiado la forma en que el mundo trabaja e interactúa y las empresas “Tech” son frecuentemente emuladas por otras industrias. “Desafortunadamente, en diversidad de género e inclusión este sector está al debe. De hecho en Chile, de acuerdo a las cifras de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de la Información, el 95,5% de la industria TI está conformada por hombres y sólo el 4,5% restante, por mujeres”, afirma Agustina Bellido, Líder de Productos de Mercer Chile.
A ello se suma que hoy en día, los clientes están pidiendo una atención más personalizada, que requiere de una fuerza de trabajo que entienda a los diferentes segmentos de la población, se anticipe a sus necesidades y se adelante a las soluciones. Según el estudio, actualmente las mujeres realizan el 85% de todas las compras de los consumidores, y son quienes adquieren dos tercios de los computadores personales. Más del 90% de las mujeres adultas realizan compras de artefactos electrónicos, y el 76% de ellas se preguntan si las empresas realmente entienden sus necesidades. Por ello, el estudio plantea que se requieren intervenciones específicas para asegurar que esta brecha digital de género sea abordada y cerrada con el tiempo, para que la industria continúe conectándose con sus clientes actuales y futuros, mostrando mayor empatía y comprensión con ellos, dos atributos mayormente asociados al género femenino.
Subrepresentadas
Según el estudio, las mujeres están hoy todavía significativamente subrepresentadas en el sector tecnológico, y su presencia cae abruptamente en los más altos puestos de las organizaciones. Las mujeres ocupan sólo un tercio de los puestos de nivel profesional y directivo en la empresa tecnológica media, sólo una cuarta parte de los cargos directivos, y sólo un 18% de los cargos ejecutivos.
Para avanzar más rápidamente en la diversidad de género, el cambio debe ser impulsado desde lo más alto de la organización, vale decir por los dueños, los directivos, el Gerente General y los altos ejecutivos de las empresas. Además, el estudio mostró que la participación activa de la gerencia y los hombres en las iniciativas de diversidad e inclusión es un factor crítico para el éxito cuando se trata de asegurar que las mujeres prosperen en la organización.
“Las empresas tecnológicas deben considerar las necesidades holísticas de su mano de obra femenina: sus carreras, por supuesto, pero también su salud y bienestar financiero. Aunque los beneficios de implementar programas para que ayuden a las mujeres a manejar sus necesidades son evidentes, pocas organizaciones los ponen en práctica”, sostiene Agustina Bellido.
Agregó que, en el caso de Chile, “el foco tiene que estar en la educación, es decir, haciendo énfasis en la inclusión de mujeres en carreras técnicas, como por ejemplo ingeniería eléctrica u otras similares, donde la prevalencia es baja. Sólo así con políticas públicas de educación se llenarán puestos en esta industria”.
Actualmente en el país, en la matrícula de pregrado de las universidades, solo un 17% de las mujeres elige ingenierías y un 22% opta por ciencias, mientras que la gran mayoría escoge carreras de salud, servicios sociales y educación. Las diferencias de género a nivel de puestos de liderazgo –investigadores o directores responsables- dan cuenta que la participación masculina alcanza entre el 75% y el 80% versus un 20% a 25% de participación femenina en programas como Fondef, en las direcciones de los Centros de Investigación de I+D, pero también en programas más pequeños como el Fondo de Equipamiento Científico y Tecnológico, el Fondo de Desarrollo de la Astronomía Nacional y el Programa de Atracción e Inserción de Capital Humano Avanzado (PAI).
El estudio Mercer arrojó además que la representación femenina aumenta cuando las organizaciones entienden y apoyan los requerimientos de salud de las mujeres, quienes tienen una relación única con la atención sanitaria (como pacientes, cuidadores y tomadores de decisiones), y el 56% de las empresas tecnológicas están de acuerdo en que el apoyo dado para satisfacer estas necesidades es importante para atraer y retener talento femenino. Sin embargo, sólo el 23% de estas organizaciones realizan análisis para identificar estas demandas de salud específicas de género en su fuerza de trabajo.
Las prácticas de bienestar financiero diferenciadas por sexo también impulsan una mejor representación femenina a futuro. “Las mujeres se enfrentan a una ‘tormenta perfecta’ económicamente, porque tienden a trabajar en empleos con salarios más bajos que los hombres, tienen lagunas más significativas en el servicio y viven más tiempo que los hombres, por lo que necesitan ahorros para la jubilación, que suele ser más prolongada que la de los hombres. Sin embargo, menos del 10% de las organizaciones tecnológicas ofrecen programas de jubilación personalizados para los comportamientos y necesidades de diferentes géneros, o supervisan las decisiones de ahorro e inversión por género”, enfatiza Agustina Bellido.
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