Cerca de 1.800 ejemplares salieron a la venta para deleitar a los asistentes, que llegaron desde todo Chile, para disfrutar del plato ícono del verano quillonino. La actividad incluyó también otras delicias gastronómicas y espectáculos musicales, que extendieron la celebración hasta altas horas de la madrugada.

Cerca de 5.500 personas llegaron hasta Santa Ana de Caimaco, para disfrutar del retorno de la Fiesta del Pastel de Choclo, instancia que estuvo suspendida por tres años, producto de la pandemia y que volvió en gloria y majestad, pagando con creces la deuda del tiempo sin actividad.

El plato rey del verano quillonino fue el principal del abanico culinario, que incluyó costillares, choripanes, anticuchos, humitas y empanadas, entre otras delicias.

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“Estamos felices de seguir apoyando esta iniciativa y ya casi llegamos al 100 por ciento de las actividades costumbristas que han retomado. Esta oportunidad de reactivación económica es importante para nuestros expositores, ya que se abren nuevos canales de comercialización, mediante fiestas típicas que atraen mucho público”, indicó el alcalde Miguel Peña.

La quinta versión contó con una dotación récord de 1.800 pasteles de choclo, augurando el éxito de ventas y recordando las cuatro ediciones anteriores, cuando sencillamente los comensales se lo llevaron todo.

De todo Chile e incluso desde el extranjero asistieron turistas a disfrutar de la celebración, organizada por la Municipalidad de Quillón, en conjunto con la junta de vecinos Santa Ana de Caimaco.

DULCE O SALADO

Aunque aún no se puede determinar su lugar de origen exacto, el pastel de choclo es chileno por excelencia. De hecho, en la época de la colonia se comía este plato típico, que fusiona el pino español con la pasta de choclo chilena, y se cree era preparado por cocineras mapuche en casas de colonos.

Al igual que con las humitas, el pastel de choclo tiene dos presentaciones que generan división: ¿Dulce o salado?

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“Yo tengo la forma de preparar el pastel como me enseñó mi mamá. Un buen pastel de choclo debe tener un pino bueno y contundente, trozos de carne y de pollo grandes, aceitunas, huevo y al horno. A eso le adiciono un secreto que me enseñó mi mamá”, contó Sandra Quezada, quien presentó más de 200 ejemplares a la fiesta y en tres horas ya los había vendido todos.

El tradicional corte de cinta dio por inaugurada la celebración, en los faldeos del cerro Cayumanqui. El alcalde Miguel Peña encabezó la inauguración de la fiesta, acompañado del seremi de Economía, Erick Solo de Zaldívar, y la presidenta de la junta de vecinos anfitriona, Donatila Sepúlveda.

Más de una veintena de stands acompañaron la actividad central, con artesanías, productos de factura local y delicias gastronómicas.

“La fiesta es muy bonita y sobre todo venden buenos productos. Este pastel de choclo es de verdad, porque en otras partes los agrandan con chuchoca. Es la segunda vez que participo y me encanta. Yo vengo de Canadá, llevo dos años viviendo allá y venimos arrancando del invierno, que es muy duro.”, contó Alejandra Améstica, visitante canadiense.

Conjuntos folclóricos y rancheros amenizaron la Fiesta del Pastel de Choclo, hasta altas horas de la madrugada, coronando la última celebración costumbrista del mes de enero y dando inicio al recambio de veraneantes en Quillón.

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