Por Fernanda Hannig Llanos
directora del área de Educación IP/CFT Santo Tomás
San Joaquín
El concepto de vocación es una manera de inspiración por cumplir con la labor de enseñar cada día, no obstante, desencadena un gran problema al idealizar y creer que nuestros profesores y profesoras deben cumplir con sus funciones y más, solo por el hecho de haber escogido la misión de educar.
Los padres y madres que se encontraron con la importante misión de amaestrar en casa sufrieron grandes frustraciones por la dificultad que esto conlleva, y a pesar de lo anteriormente descrito, los profesores fueron criticados y tildados de mediocres porque se vieron abrumados, sobrepasados y estresados.
Por lo tanto, es de suma importancia clarificar que el rol educativo no solo les compete a los docentes ni a los agentes socializadores de los niños y niñas que contemplan en sus colegios, sino que, más relevante aún es la incorporación de sus familias y comunidades como agentes principales de cambio y desarrollo e internalización de aprendizajes en los y las estudiantes.
Cabe destacar el gran trabajo que requiere el proceso previo a enseñar: horas de planificación, situaciones complejas, entre otras. Sin dejar de mencionar la exigencia a dar respuestas a todas las necesidades formativas que tienen los y las estudiantes y que las familias no han logrado cubrir ¿Por qué? Porque romantizamos la misión del profesor.
Creemos que la vocación trasciende todo, incluso sus necesidades básicas y personales de descanso y tiempo, pero precisamente estos últimos puntos y muchos más son los que cada uno de los docentes desarrollan en la pasión por educar, que entregan su 100 %, que son los que se reinventan todas las clases para llegar a cada uno de los estudiantes, incluso haciéndolos parte de la vida misma. La enseñanza es una labor que parte por querer que nuestros estudiantes aprendan la materia pero también valores, y esta misión es principalmente por vocación, por lo tanto, como educadora llamamos a la ciudadanía a reconocer y valorarla, entendiendo que en las manos de los y las docentes se encuentran las futuras promesas de nuestro país.
