Cifras entregadas por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, aseguran que entre los años 2020 y 2022 se registraron 5.934 casos graves de acoso escolar en nuestro país, donde 2.516 corresponden a la Región Metropolitana, alcanzando casi el 50% de los casos, posicionando a Chile entre uno de los tres países más afectados de Latinoamérica, junto a México y Colombia. El principal tipo de bullying es el sexual (18,4%), luego el físico (8,6%) y, por último, el psicológico (6,8%), siendo la apariencia física la principal causa (32,3%), seguida por la nacionalidad, raza o color de piel (7,8%), y luego, la religión (4,8%).

Es importante reconocer que los niños y niñas tienden a repetir patrones de crianza violentos y/o autoritarios. Cómo lo señala la Psicóloga de Grupo Cetep, María Jesús Lagos: “Es importante no generalizar y siempre evaluar caso a caso. Pero, si en la casa se normalizan los malos tratos, ya sean golpes, burlas, insultos o críticas, el niño verá que esta es la manera adecuada y permitida de relacionarse con otros y de conseguir las cosas, por lo tanto repetirá esa conducta. Por otra parte, la dificultad para identificar y manejar las emociones, o la manera de buscar aceptación en los otros. Lastimosamente, hemos normalizado y valorizado la violencia dentro de la cultura” señaló.

Es importante señalar que, de acuerdo al informe realizado por la Organización Mundial de la Salud junto a las Naciones Unidas, alrededor de 200.000 jóvenes entre los 14 y 28 años, se han quitado la vida como consecuencia del acoso escolar.

”Una persona que sufre de Bullying en la infancia sufre mucho, y es el principal motivo de consulta en terapia. Tiende a sentirse rechazado e incomprendido. La inseguridad provoca exceso de estrés y ansiedad, que se puede convertir en algo crónico, desarrollando patologías. Se daña profundamente la autoestima, tiene desconfianza en sí mismo, y en los demás. Incluso puede atentar contra su integridad con conductas autolesivas o con el término de su vida” afirmó la psicóloga.

¿Cómo prevenir estas conductas?

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Para prever estas conductas es fundamental el ejemplo de los adultos hacía los niños y niñas. Mostrar una compostura cuando se enfrentan a situaciones de frustración, ante personas diferentes, o, incluso, cuando se piensa distinto que los demás. La forma en la que nos relacionamos en familia nos ayuda a prevenir este tipo de situaciones.

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“Es importante aprender a conversar con nuestros hijos, dejar espacio de expresión libre de juicios, críticas o burlas, siempre en un ambiente de respeto y contención, donde puedan identificar sus emociones y ver qué es lo que lo está ocasionando. Tener una comunicación con el entorno escolar, directivas y apoderados, y por último, y no menos importante, es fundamental el cuidado del uso de las tecnologías, es decir, la exposición a vídeos y juegos violentos, y el monitoreo de las redes sociales”  declaró Lagos.

Si observamos que un niño o niña está siendo víctima de estos actos debemos intervenir, sin quitarle importancia a los hechos. Debemos informar al establecimiento educacional, ellos tienen el deber de intervenir y activar los protocolos antibullying. Posteriormente, se debe conversar y entregarle todo el apoyo y la ayuda, y luego asistir al psicólogo para evaluar los posibles daños y repararlos si es necesario.

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