El Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), concretó con éxito una gira tecnológica a la comuna de Quellón en Chiloé. El viaje, que se realizó dentro de la primera quincena de enero de 2018, se gestó en el marco del proyecto “Implementación de herramientas para la superación de brechas productivas e identificación de segmentos comerciales para el recurso Jaiba presente en la provincia de Arauco, con un enfoque de sustentabilidad”, que es financiado por el Comité de Desarrollo Productivo de la Región del Biobío y ejecutado por CREA UCSC.

El Jefe de Administración y Proyectos del CREA-UCSC, Robinson Sáez, explicó que el equipo profesional de la entidad viajó a Chiloé junto a un grupo de cuatro beneficiarios dueños de plantas de procesos de productos marinos de la comuna de Arauco, específicamente de las caletas de Punta Lavapié, Llico y Tubul. “Se realizaron visitas a las plantas SAMAR y Girazul, ambas procesadoras de productos marinos, entre ellas la Jaiba, principal recurso de los beneficiarios del proyecto. El objetivo es que conocieran las estructuras organizativas, comercialización y de marketing de estas empresas. Además, se generaron posibles futuras vinculaciones comerciales”.

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Carlos Arriagada, investigador de CREA y parte de la delegación de profesionales que participó de la gira, puntualizó que ambas plantas, tanto SAMAR como Girazul, procesan productos marinos como Erizos, Machas, Centollas y la Jaiba, que se comercializan a nivel nacional e internacional, principalmente a México y Estados Unidos. “Los beneficiarios tuvieron la posibilidad de ingresar a las plantas en plena operatividad y pudieron observar los procesos, desde desconche de jaibas, calibrado, cocción, limpieza de residuos, peso, embalaje, almacenaje y congelado. Esto les sirvió para conocer y poder comparar su realidad con la de Chiloé”

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María Gallegos Burgos, una de las beneficiarias del proyecto, valoró la posibilidad de ser parte de la gira. “Agradecida del CREA porque tuvimos el privilegio de poder conocer otras experiencias en una zona que yo no conocía, una experiencia nueva y muy bonita. Pude obtener nuevos conocimientos en cuanto al funcionamiento de la planta y los lugares donde se elaboran los productos del mar. Se rescatan muchas cosas, porque por ejemplo ellos tienen a la venta el caparazón de la Jaiba y la exportan, nosotros lo echábamos a la basura, pero ahora sabemos que es un potencial elemento de comercialización, ya que en otros países lo utilizan como plato o elemento decorativo para ciertas comidas”.

Finalmente, Robinson Sáez, agregó que, en forma adicional a las visitas realizadas a las plantas procesadoras, los beneficiarios tuvieron la posibilidad de viajar al centro de Quellón y Castro: “Pudieron conocer el desarrollo turístico gastronómico con base en productos marinos y el potencial que tiene el recurso Jaiba entre los turistas y comensales” aseguró.

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