El 6 de septiembre de 1978, en la ciudad de Alma-Ata, Kazajistán, se realizó la Conferencia Internacional de Atención Primaria de Salud, desarrollándose uno de los hitos más importantes en la historia de la Salud Pública: “el reconocimiento de la estrategia de la Atención Primaria de Salud (APS) como la vía para alcanzar Salud para todos al año 2000”. De esta forma, por primera vez se incluía una misión de la salud para todo el mundo, “la importancia en prevención y promoción de la salud”, consagrándolo como el Día Internacional de la Atención Primaria.

Sin embargo, los contextos políticos y económicos en el mundo no permitieron alcanzar este objetivo, sumado a los múltiples factores que determinan a las personas alcanzar el más completo bienestar en salud, el cual comprende desde los determinantes sociales de la salud hasta la organización de los servicios de salud.

Por ello, este concepto y objetivo se ha redefinido en diversas ocasiones. Así es como, desde una mirada crítica tanto de la teoría como de la práctica, en 2003 se propuso una reforma de la APS, instando a los gobiernos a potenciar su  importante papel en la promoción de la equidad en salud y del desarrollo humano, prestando más atención a las necesidades estructurales y operativas de los sistemas de salud, tales como el acceso, la justicia, la económica, la adecuación y sostenibilidad de los recursos, el compromiso político y el desarrollo de sistemas que garanticen la calidad de la atención. El mecanismo propuesto para la renovación de la APS, es la transformación de los sistemas de salud, de modo que la APS desempeñe en ellos un papel central.

Posteriormente, en 2019, se propone el “Pacto Regional por la Atención Primaria de la Salud, hacia una Salud Universal: APS 30-30-30”, con el propósito de mitigar las barreras de acceso a la salud, aumentando el 30% el financiamiento al primer nivel de atención para el 2030.  Asimismo, se llamó a los países a transformar los sistemas de salud hacia modelos de atención equitativos, integrales e inclusivos, centrados en las personas, con financiamiento efectivo, colaboración multisectorial y participación social.

Instagram Bionoticias

Teniendo claro estos conceptos y las distintas declaraciones a través de los años, no hay duda que han tributado a la importancia que la atención primaria tiene en su rol, como el foco de la estrategia para lograr los objetivos sanitarios, comenzando a colocar al ser humano en el centro de los cuidados.

Bajo nuestra reflexión, podríamos decir que una atención primaria fortalecida es aquella que adopta un modelo de atención centrado en las personas y con una fuerte mirada comunitaria, donde la provisión de los recursos sea para un trabajo en, para  y con la comunidad, una atención más cercana hacia las familias del territorio, con conocimiento de las costumbres, de sus hábitos y de los cuidados que se implementan en la salud de las personas que la integran y en donde la Participación social y Comunidad sean la base para ubicar al ser humano como un ser social en donde debe reconocerse a una comunidad con un sentido de pertenencia.

Cuando hablamos de la Atención Primaria en Salud, debemos conocer que los sistemas de salud se organizan en niveles de atención. Así es como el nivel de atención primaria es la puerta de entrada al sistema de salud y es donde, además, deben desarrollarse las mayores acciones de Promoción y Prevención de salud; es decir fomentar y mantener un estado de salud sano y de bienestar.

En las apuestas y desaciertos de nuestra atención, a lo largo de la historia hemos dibujado bien el problema pero desdibujado a la y las personas. Por ello, hoy es sustancial refundar que cuando decimos que “hacemos” salud comunitaria debemos sentir, hacer y construir “un proyecto para mejorar el estado de salud y bienestar de una comunidad”.

Cuando hablamos de salud comunitaria debemos representar a la expresión colectiva de la salud individual y grupal en una comunidad que expresa demandas y necesidades, con una comunidad que cuenta con activos propios y que son determinados de la interacción de las características individuales y familiares, la sociedad, la cultura, el medio ambiente, sumado a los dispositivos de salud y factores sociales y políticos.

Son los recursos reconocidos por la comunidad, la gran riqueza para mantener y mejorar este bienestar. Aprendiendo a identificar las riquezas y los recursos de la comunidad, se identifican los activos para la salud; este aprendizaje lo vamos obteniendo de la expresión colectiva de la salud individual y grupal en una comunidad, comprendiendo esta interacción, las características individuales y familiares, los factores del medio social, cultural, ambiental, así como también el papel de los servicios de salud y la política (Suarez et al., 2016).

Por tanto, un activo para la salud es, innegablemente, todo factor que mejora la capacidad de los individuos, grupos, comunidades, poblaciones, sistemas sociales e instituciones para mantener y sostener la salud y bienestar y que ayuda a reducir las desigualdades en salud (Morgan y Ziglio, 2007)

Debemos acercarnos igualmente en desmontar el modelo de atención fragmentado y centrado en la enfermedad hacia un modelo holístico y de empoderamiento, en el que las personas sean protagonistas en manejar su propia salud.

Incorporar en nuestras formas de pensar y actuar la salud comunitaria basada en activos, permitirá conectarnos con la visión salutogénica de la salud, como bienestar en contraposición del pensar la salud como ausencia de enfermedad, permitiendo además utilizar las riquezas de las comunidades para tener más salud (Coulter,2013).

No olvidemos que la participación de las personas y los recursos de una comunidad en la propia salud y bienestar empodera a las personas y convierte en más eficaces los programas.

En estos días de celebración, tenemos que reflexionar acerca de cómo la Atención Primaria fomenta la responsabilidad personal y colectiva del cuidado de la salud, la participación comunitaria como fuente de reconocimiento de necesidades de las personas y sus familias, que son ejes fundamentales para entender que la salud no está determinada por el sistema de salud, sino más bien por las condiciones sociales en las cuales viven las personas.

Escrito por:

Lucy Jures Cares

Enfermera, Magister en APS, socia fundadora y Encargada de Asuntos Internacionales SOCHIENCO y miembro del Colegio de Enfermeras de Chile A.G.

Marianne Lagos Bosman

Enfermera Asesora de Redes y Especialidades del Servicio de Salud y miembro del Colegio de Enfermeras de Chile A.G.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí