Por Pedro Damjanic,

VP Minería de Finning Sudamérica

¿Está la minería preparada para el impacto que tendrá la automatización en su fuerza laboral?

De acuerdo al informe “Mining a Mirage” dado a conocer en 2016 por el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, una prestigiosa organización canadiense líder en investigación e innovación, en la próxima década sólo con los equipos automáticos que hoy se encuentran disponibles en el mercado, la industria minera podría perder más de la mitad de sus puestos de trabajo.

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Sin embargo esta conclusión no se condice con el estudio dado a conocer en septiembre de este año por Capgemini, grupo líder a nivel mundial en servicios de consultoría, tecnología y outsourcing, que fue realizado exclusivamente en organizaciones que trabajan con Inteligencia Artificial, entrevistando entre marzo y junio de 2017 a 993 directivos de empresas con una facturación igual o superior a los 500 millones de dólares. Junto con destacar la oportunidad de crecimiento que ofrece esta tecnología, las organizaciones rechazan de plano la idea de que la inteligencia artificial  cause pérdidas masivas de empleo en el corto plazo.

Según esta investigación, el 83% de las compañías que utilizan Inteligencia Artificial está creando nuevos puestos de trabajo, y un 73% de ellas afirma que precisamente gracias a su uso las ventas han aumentado en un 10%.

Además, una mayoría de quienes respondieron ven a las máquinas como complemento de los seres humanos, y creen que la Inteligencia Artificial será la encargada de hacer más fáciles las tareas que hoy son complejas o difíciles. En el mismo estudio, un importante ejecutivo de una empresa minera señaló que las nuevas tecnologías hacían más fácil atraer empleados, esto porque ahora, sin necesidad de estar co-ubicados al lado de la faena, -gracias a los vehículos autónomos, a la robótica y a los análisis inteligentes-, era posible administrar remotamente minas y empleados.

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Volviendo a las estimaciones del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, que plantea que serán los operadores de equipos pesados, los conductores y los mantenedores, -vale decir los mineros menos especializados- los primeros en salir del mercado laboral, al mismo tiempo advierte que la automatización hará aumentar la demanda de personas competentes en el uso de las nuevas tecnologías, que sean capaces de configurar y operar todos los sistemas.

Sin duda la llamada cuarta revolución industrial y toda la nueva tecnología que trae aparejada va a cambiar la naturaleza de las tareas del personal minero, quienes pasarán de ser operadores activos a supervisores de los procesos, pero en un entorno laboral cada día más eficiente y seguro.

Según el mismo informe, entre otras repercusiones positivas destacan que la producción puede experimentar un aumento del 15% al ​​20%, que habrá una disminución del 10% al 15% en el consumo de combustible y  que los costos de mantenimiento bajarán en un 8%.

La idea entonces no es sustituir a los trabajadores por máquinas, sino más bien reducir el tiempo que los primeros han dedicado hasta hoy a tareas rutinarias y (o) administrativas. Para ello, los empleados actuales necesitarán capacitarse y reeducarse dado que su aporte no estará más en la tarea misma o en el conocimiento, sino en su creatividad y en su capacidad de comunicarse.

Uno de los temas no tan evidentes es que la tecnología en autonomía y robótica va  a traer como consecuencia menores riesgos, mayor seguridad, relevantes menores costos operacionales lo que permitirá acceder a cuerpos mineralizados de menor ley o no es factible de acceder dados los riesgos a las personas y también a nuevos yacimientos que hoy no son posibles de explotar.

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Este punto es sumamente importante, dado que la generación de nuevos puestos de trabajo incluso pueden superar con creces las pérdidas de empleo que  plantean algunos especialistas. Lo que hemos visto a través de la historia es que la tecnología siempre termina siendo un acelerador de beneficios y multiplicador de trabajo para las personas, aunque estás tendrán, como dijo Darwin,  adaptarse a los cambios.

Las nuevas generaciones, por su parte, se deben preparar para ingresar trayendo consigo no sólo los nuevos conocimientos que la industria les va a demandar, sino también un espíritu innovador que les permita interactuar mano a mano con un mundo cada día más automatizado.

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