Por Juan Antonio Montes Varas Director Acción Familia

Uno de los sentimientos comunes al espíritu cristiano es la compasión y apoyo al que es injustamente agredido.

Tal compasión es una manifestación de aquello que Nuestro Señor indicó en su sermón de la Montaña, conocido como el sermón de las bienaventuranzas.

Entre esas Bienaventuranzas, Nuestro Señor declaró: “Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”

Instagram Bionoticias

En consecuencia, en todas las épocas históricas, todas las personas, pueblos o naciones que han sufrido una injusta persecución han sido objeto del apoyo de quienes todavía poseen algo del espíritu católico.

El apoyo que ha recibido Ucrania, en su injusta invasión por parte de la nación vecina, Rusia, en el más puro estilo soviético, no ha sido una excepción a esta regla de la compasión y de la ayuda.

En consecuencia, la lista de material bélico que los países occidentales han destinado a Ucrania para su defensa, en los últimos meses, es extensa -incluye Javelin y otros misiles antitanques, lanzagranadas, Kalashnikov, drones, chalecos antibalas, visores nocturnos y hasta Jeep 4×4-. Esa ayuda sigue creciendo y se ha demostrado fundamental para que la contraofensiva, los últimos han sido los drones marinos que han causado importantes bajas en la armada Rusa de Sebastopol.

No obstante, el armamento bélico no basta para que una nación esté preparada para resistir a una invasión prolongada y desproporcionada en recursos, como es la de Rusia en relación a Ucrania.

Lo más importante para que el pueblo agredido mantenga su ánimo de reacción, hasta dar la vida en defensa de su patria, es la noción clara de lo injusto de la agresión, y de que existen principios que valen más que la propia vida.

Pero para que una nación entera acepte y mantenga esa convicción se necesita una verdadera fuerza sobrenatural.

En efecto, el hombre de por sí tiene instinto de conservación, y muchas veces ese instinto lo lleva a claudicar delante del miedo a ser destruido por un enemigo superior.

Por ello, no bastan los armamentos, por mejores y más sofisticados que ellos sean. Es necesario un auxilio que le venga de lo alto, que lo fortifique en sus buenas resoluciones y le dé la gracia de desplegar un verdadero heroísmo en e cumplimiento del deber.

Para obtener tan necesaria gracia los ucranianos deben recurrir al auxilio de quien es la Madre de Dios y especial patrona de esa nación. Nuestra Señora de Zarvanetsia

Te puede interesar:  Vladimir Putin, prisionero de sus errores

Hay más de 4 millones de católicos en Ucrania, un 10% de la población, la mayoría de rito griego, y Zarvanytsia es su principal centro de peregrinación mariana. El lugar está situado en la zona más católica del país, a unos 140 km de Leópolis y unos 60 de Ivano-Frankvist, provincias donde los grecocatólicos son mayoría. Allí está el icono de la Virgen de Zarvanetsia  y una fuente de agua milagrosa, y muchos la consideran «la Lourdes» de Ucrania.

Sin embargo, en el pasado mes de julio, en que se celebra su fiesta, no se han organizado peregrinaciones grandes. La gasolina es cara y se usa para la guerra o la atención a los millones de desplazados internos. Los obispados grecocatólicos (eparquías) organizan solo algunas peregrinaciones pequeñas para levantar el ánimo a los desplazados que quieren rezar por sus seres queridos desaparecidos o en el frente.

Viendo con pena que tantos fieles quedasen sin el amparo de la Virgen patrona de esa nación en medio de las aflicciones y de las necesidades, una entidad católica de Europa, que mantiene estrechos vínculos con las sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad de ese continente y  por iniciativa de un chileno residente en Polonia, Sr. Fernando Antúnez Aldunate, organizó una colecta para mandar acuñar un millón de medallas de donde se estampa el ícono de la Virgen de Zarvanetsia y en su reverso aparece San Miguel Arcángel, Patrono de los Ejércitos celestiales.

¡Las tratativas para mandar a hacer el millón de medallas y ser debidamente entregadas a la autoridad eclesiástica de Ucrania, se llevaron a cabo por intermedio de Monseñor Dom Volodemer Koubetch, Arzobispo Metropolitano de la ciudad de Curitiba, Brasil, donde existe una vasta colonia de ucranianos.

En reciente carta del Arzobispo al Sr. Fernando Antúnez, el dignatario manifiesto su contentamiento por la entrega de las Medallas:

“SALVE MARIA!

Estimado Fernando,

Muchas gracias por las fotos e información sobre la bendición y distribución de las medallas de Nuestra Señora de Zarvanetsia y San Miguel Arcángel, auspiciadas por su Institución para el consuelo espiritual del pueblo ucraniano que sufre la abominable e injusta agresión rusa, motivado por la ideología atea y comunista.

Estoy muy feliz de haber contribuido a esta generosa campaña de carácter humanista, espiritual y solidario. Y qué se puede y se debe hacer, como buenos cristianos y católicos, en una situación como esta, de mucho dolor, sufrimiento, pérdidas irrecuperables y hasta desesperanza.

Te puede interesar:  Vladimir Putin, prisionero de sus errores

Rezo y espero que esta campaña para la distribución de las medallas sagradas sea una campaña para la distribución de las verdaderas y poderosas “Armas espirituales para Ucrania”. Que el poder del mal y el pecado de Satanás, el poder de la mentira, la división, la destrucción y la muerte, encarnado en las instancias del gobierno ruso, sea pronto superado.

Agradezco y felicito a la TFP por la noble iniciativa ¡Que nuestra querida Madre del Cielo y San Miguel Arcángel salven a Ucrania, a Europa y al mundo de las garras del Maligno!

Monseñor Dom Volodemer Koubetch.

Por su parte, al entregar las medallas a su Beatitud, Monseñor Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kiev-Galitzia y toda la Rus y Primado de la Iglesia greco-católica ucraniana, el Sr. Fernando Antúnez le escribió:

“Es con emoción que, como laicos católicos unidos alrededor de los ideales de Tradición, Familia y Propiedad, que entrego a la Igleisia Católica Griega, a través de sus manos un millón de medallas del ícono de Nuestra Señora de Zarvanytsia con San Miguel Arcángel en su reverso. A través de los capellanes militares, ella puede ser distribuida a los soldados y familiares en las próximas semanas.

“El ejemplo de cristiano heroísmo dado por el pueblo ucraniano frente a la ilegítima y monstruosa invasión Rusa ha atraído la admiración de millones de católicos en Europa y en las Américas. Para hacer estas medallas nosotros pedimos la generosa contribución de muchos de ellos.

Una de las primeras razones para esta iniciativa, la tenemos en la memoria de Plinio Correa de Oliveira, fundador de la TFP del Brasil e inspirador de otras TFP y organizaciones similares en todo el mundo. Él siempre estuvo espiritualmente unido a la causa de la libertad de la Iglesia y de Ucrania”

En este momento que Ud. nos oye puede estar seguro de que un soldado, una viuda o un pequeño huérfano ucraniano están contemplando y rezando a la Madre de Dios a través de esta medalla.

Como integrantes de esa vasta familia de almas unidas en torno a los ideales de Tradición, Familia y Propiedad, desde este lejano territorio chileno, nos complacemos de poderle participar a Ud. de esta brillante iniciativa llevada adelante por uno de nuestros compatriotas.

Síguenos en Instagram

Síguenos en Facebook

Síguenos en Twitter

Suscríbete a nuestro canal de YouTube

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí