Como Ud. sabe el 25 de marzo la Iglesia festeja la Anunciación del Ángel San Gabriel a María Santísima. Le propongo oír el relato que las Sagradas Escrituras nos dejaron de ese Anuncio:

Como Ud. ve el relato de la Encarnación del Verbo de Dios — el hecho más transcendental de la Historia, junto con la Redención en la Cruz — no podría ser más sencillamente narrado y al mismo tiempo ser más sublime.

Es el cielo que toca en la tierra, Dios que se hace Hombre, para que los hombres puedan ser hijos de Dios. Y es una Virgen, que cree en la palabra del ángel y dice SI.

Desde ese SI de María Santísima, por obra del Espíritu Santo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se encarna y se hace igual al hombre en todo, “salvo en el pecado”.

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Es por lo tanto el comienzo de la existencia humana de Aquel que dirá de sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”

Fue por este motivo que el ex Presidente de Argentina, Carlos Saúl Menem, estableció por decreto en diciembre de 1998 que en la fiesta de la Anunciación fuese celebrado el Día del Niño por Nacer.  Pero fue Chile el primer país del mundo donde esa celebración fue consagrada por ley, aprobada en el Congreso y promulgada por el presidente Sebastián Piñera en el diario oficial del 2 de noviembre de 2013, con un artículo único que dice: “declárese el 25 de marco de cada año como el ‘Día del que está por nacer y de la adopción’”.

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En realidad, toda madre que concibe y da luz a un hijo en sentido análogo dice también un sí incondicional, como lo dijo la Santísima Virgen al Ángel.

La incondicionalidad de ese sí, que pronuncia en su interior cada madre al hijo que espera nacer, es una victoria sobre muchos temores. Ella no sabe qué dolores sufrirá en el parto, qué enfermedades podrá traer el niño desde su nacimiento, qué gastos económicos los esposos deberán  solventar, qué rumbo tomará en la vida. Sin embargo, nada de eso le impide pronunciar un Sí gozoso de futura madre.

De modo muy sabio, Chile asocia el día de la Encarnación del Verbo de Dios en el seno purísimo de María, a la adopción y a todos los niños por nacer.

¡Cuán oportunas de recordar son estas consideraciones, en este momento en que se debate el proyecto de legalización del aborto, que terminará siendo un aborto generalizado para toda una categoría de niños que perjudican los planes humanos de algunas personas!

La primera autoridad en hacerlo mediante un decreto público, fue el rey Herodes. En los primeros días de la existencia terrena de nuestro Divino Salvador,  Herodes mandó matar a todos los niños que pudieran venir a “competir” con la realeza de Judá y así acabar con la posibilidad de que su poder usurpado fuera puesto en debate. La crueldad de ese Herodes con los llamados “Santos Inocentes”, lamentablemente se repite a lo largo de la Historia en las legislaciones que organizan la matanza selectiva de millares de niños en el vientre materno.

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Por este motivo varios Obispos han recordado a los católicos la imposibilidad de votar en las próximas elecciones legislativas por aquellos candidatos que hayan dado su voto en favor de este proyecto.

En efecto, en Agosto del 2015,  poco antes de la votación del proyecto de aborto en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, los obispos firmantes de una carta pública se dirigieron a los parlamentarios señalándoles claramente que: “Por ocasión de las próximas elecciones, recordaremos a los fieles la prohibición moral de dar el voto a favor de un candidato que haya apoyado el Proyecto de aborto.

“Con sinceridad les decimos a quienes así procedan, que no será lícito para ningún católico votar por ellos, conforme lo afirman las enseñanzas del Magisterio sobre la ilicitud moral de dar el voto a proyectos o candidatos que favorezcan el aborto: ‘ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto’.

“Será nuestra obligación de Pastores advertir a nuestros fieles que, independientemente de las legítimas opciones políticas que cada uno pueda tener, a ellos también les cabrá la prohibición moral de dar el voto a favor de un candidato que haya apoyado el Proyecto de aborto”.

Como Ud. puede ver, la posición quedó muy claramente definida. Nunca es lícito para ningún católico darle el voto a quien apoye el aborto.

Un asunto para tener muy presente en las próximas elecciones nacionales y que conviene que Ud. se la pueda recordar también a sus amigos y conocidos.

Muchas gracias, nos puede seguir en www.accionfamilia.org

Hasta la próxima semana.

 

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